Bueno, comencemos esta crónica como lo que es. Esta debería haber sido la crónica de un entrenamiento, pero a resultas de que media isla “ultrera” estaba entrenando por otras zonas, Sarito y yo decidimos ir a reconocer el tramo comprendido entre las Casas Forestales de Tamadaba, Caserío de Tirma, Altavista y Artenara. Según el perfil de la Transgrancanaria, son unos 24 kilómetros.
Como somos unos
remolones, salimos bastante tarde. De hecho, podría haber ido a entrenar con
Juan Carlos R. Q. y luego empatar con el
reconocimiento de ese sector de la carrera. Comenzamos a patear en las casas de
Tamadaba a las 12:28h en dirección Faneque. Esta vez, el track(KMZ, GPX, GDB) y el Garmin Foretrex 401 funcionaron
de maravilla. ¡¡¡Gracias Charlie!!!
El descenso
inicial hacia Faneque es divertidísimo y rapidísimo. De día, a medida que uno
se va acercando a las inmediaciones del Roque Faneque, la visión que aparece
entre los pinos es de vértigo. Cuando llegamos al cruce que debemos tomar a la
izquierda para descender hacia el Arco de Tirma, me doy cuenta de que el
sendero, que aparece a la izquierda, está señalizado con dos mojones, pero si
uno se despista, se pasaría de largo. Sarito decide seguir mientras yo me
detengo para dibujar y escribir con un palo en el suelo “<--TGC”, luego, entendí que con la “relentada”
(rocío) y la humedad de la zona, los pinos “ordeñarían” las nubes y todo eso se
borraría, así que busqué por la zona unas piñas y las coloqué sobre el dibujo
de la flecha, indicando la dirección del sendero.
El descenso hacia
el Arco de Tirma, que yo llegué a llamar en FB “Tagoror de la Agujerada”, es
vertiginoso, en la zona superior hay,
incluso, un paso que deberemos tomar con precaución el día de la carrera
(posibilidad de embudo y parón) ya que el sendero es estrecho y tiene un poco de
patio en el lado izquierdo. Tocará llevar el frontal a tope. Después de esa
zona, viene un descenso en “zigzag” que nos llevará a otra zona con mucha
piedra suelta en el sendero. En esa zona nos encontramos con el resultado de
una actividad muy propia de algunos desalmados de nuestra isla. Mojones
desmantelados. A ver, vamos a puntualizar. En una zona casi sin piedras, terrosa
y sin peligro, desmantelar un mojón, si bien no deja de ser una “capullada”,
tiene como resultado el que un caminante, al verlo, lo vuelva a colocar. Punto.
Pero desmantelar un mojón en una zona llena de piedras, haciendo que el sendero
deje de verse con claridad y, con el agravante de que a ambos costados de esa
loma hay sendos patios, sobre todo en la vertiente Norte, no es una “capullada”,
es una tremendísima temeridad. Un día alguien se va a hacer mucho daño, MUCHO
DAÑO y nadie va a decir “ups, lo siento”. Por esta razón, mientras Sarito
continuaba el camino, yo paré a rehacer los mojones, volviendo sobre mis pasos
para comprobar que desde el mojón anterior se veía el siguiente de una manera
clara. Esperemos que los próximos corredores que pasen por allí aún los vean.
Una vez llegamos
al tagoror (creo que lo es y si no lo es, pues me resultaría raro, ya que el
sitio es perfecto) del Arco de Tirma, nos encontramos con Rubén, del Club
TopArriba, que volvía a desandar el camino hecho ya que no encontró más
adelante el camino que ascendía al Caserío de Tirma. Nos despedimos deseándonos
suerte y felices fiestas y continuamos el reconocimiento.
Después del Arco,
el sendero continúa a la izquierda bordeando unos cantiles (cortados) en los
que el sendero llega a difuminarse un poco. De noche, habrá que tener mucho
cuidado en esa zona, sobre todo si el suelo está húmedo porque el patio que hay
en el lado derecho es importante. Me doy cuenta ahora de que para algunas
personas, la terminología montañera – escaladora podría no ser clara del todo.
Venga, llamamos “patio”, hablando claro, a un precipicio, es decir, un sitio por el que
uno podría “precipitarse” al vacío. Da igual si la caída es de unos 10 metros
como es el caso que nos ocupa, o 400 metros como podría ser el límite NW del propio
Roque Faneque. La cuestión es que en esta zona en la que nos encontramos, el
camino bordea estos cantiles en una zona muy “corrible”, de correr mucho, con
algunas leves subidas y escorrentías muy muy estrechas, inclinadas y donde, con
casi total seguridad, encontraremos otros embudos o retenciones durante la
carrera. Una vez llegamos al fondo de una barranquera, el camino se pierde.
Algo me dice que esta es la zona en la que Rubén no encontró la continuación
del sendero. Rodeando una gran roca, se advertía una zona con trebolinas
(tréboles) y un mini-mojón que tuve que agrandar para hacerlo más visible (otra
parada), que es por donde continuaba el camino. Después de esa zona, el camino
se hace totalmente evidente y a base de toboganes, continúa de manera rápida en
dirección a Tirma.
La llegada al
Caserío de Tirma se hace rodeando unos bancales y luego ascendiendo hacia la
casa. Allí nos alegró ver que estaba D. José y sus perros. Le pedimos agua y
él, muy amablemente no sólo nos dio agua de sobra, sino que nos indicó cuál era
el camino que debíamos seguir. He de reconocer que en este punto, las baterías
de mi GPS dijeron “basta”. Llevaba otras baterías de reserva, ¡¡¡Tranquilos!!!
Soy un “ultrero” descerebrado, pero no un inconsciente. También llevaba tres
frontales (un LedLenser® para mí, otro para Sarito y un Petzl® de reserva para un
“por si acaso”) y una batería de reserva para el móvil.
Al salir de Tirma,
aprovechamos la pista de tierra para comer. Llegamos a la curva del aljibe
donde se encuentra el sendero que asciende, a la izquierda, por el Lomo del Amo
(en este mapa
buscar cuadrante Horiz 3100500 – Vert 428500) cruzando la pista de tierra que
conecta Tirma con Tifaracás, continuando por ella hacia la izquierda durante
unos 100 metros y reconectando con el sendero en el lado derecho de una amplia curva
de izquierdas, ascendiendo hacia la Degollada de Los Pilones (en este mapa
buscar cuadrante Horiz 3099500 – Vert 429000). Esa ascensión es dura, casi
recta, aunque con algún que otro “zig-zag” y escalones. Al llegar a la Degollada de los Pilones, las vistas
nos sobrecogen. Delante nuestra está Altavista, a donde se llega por un sendero
claro. Hay incluso zonas en las que podemos trotar hasta que llegamos a los
amplios zig-zags llenos de piñas de pino y pinocha (pinaza). Al rodear
Altavista, podemos contemplar a lo lejos el recorrido de la transgrancanaria de
2013, toda la zona que va desde Artenara, Bentayga, El Chorrillo, El Roque
Palmés, El Toscón hasta El Aserrador. Al fondo, podemos ver el Roque Nublo, el
Pico de Las Nieves... la vista es espectacular.
Comienza a hacer fresquito y
nos ponemos algo de abrigo. Llevamos ya unas cuantas horas caminando y yo
descubriendo una zona por la que aún no me había metido nunca. Ahora ya es todo
sendero conocido. Soy muy feliz. Aprovechando los últimos minutos de sol,
sacamos fotos y continuamos hacia la Cruz de María. Al inicio del sendero hacia
el Lomo del Brezo, en la Cruz de Acusa, nos vemos obligados ya a encender los
frontales. Hemos calculado el tiempo al minuto. Esta vez, la subida hacia El
Brezo se me hace incluso corta, puede ser porque no miré para arriba, sólo
hacia el suelo. Al llegar arriba, después de 6 horas y 25 minutos, aún tenemos
fuerzas para trotar hacia la zona de los helicópteros y bajar trotando hacia Artenara.
Ahí, Sarito decide continuar caminando hacia donde habíamos aparcado el coche y
yo sigo trotando cuesta arriba para terminar con una mini-serie de 200m. Buen
reconocimiento, precioso paisaje. Recorrido de la The North Face Transgrancanaria 2014 totalmente reconocido y casi entrenado. Me encanta el
recorrido nuevo, Fer. Tiene de todo. Rápido, técnico, duro. Nuestra carrera de
casa tiene todo lo necesario para formar parte de la UTWT (Ultra Trail WorldTour).
Dani, lo que más me gusta de tí es que haces las cosas que te gustan con muchísima pasión Escribes como un enamorado de la montaña que es lo que eres.
ResponderEliminarMe encantaría hacer la TRANS pero me cae muy cerca de la Maratón y no podré prepararla con el respeto que se merece. Sufriría mucho en mi distancia que es la de 40K.